A principios del año pasado dedicaba un rato en la mañana para pedirle a Dios por todas las cosas que me faltaban. Recordando de esa manera (todos los días) cuales son las carencias de mi vida o que quiero cambiar. Este hábito diario logró que me frustrara más. Por favor Dios mándame un bebé, que mi esposo me entienda más, que mi familia no me heche la culpa por no quedar embarazada. Bueno les puedo decir que mi lista de peticiones era enorme.
Todo cambio un día cuando decidí en lugar de pedir por lo que me faltaba, iba a dar gracias por lo que ya tenía (un excelente esposo amoroso, una familia que me ama y están pendientes de mi, gracias por la oportunidad de luchar para tener un bebé, gracias por mi trabajo que tanto me gusta. Esto es un ejercicio que he practicado desde hace unos meses y me ha hecho una persona consciente de lo que tengo y cuanto lo debo valorar. Es importante no dejar morir todo lo que uno tiene en este mundo sólo porque no puede tener una cosa (aunque sea muy importante).
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